EL CAPO EVADIÓ A LA JUSTICIA EN MÚLTIPLES OCASIONES
Ramón Urbáez
Santo Domingo.- Ni la Dirección Nacional de Control de Drogas
(DNCD), ni la Policía Nacional, ni el Departamento Nacional de
Investigaciones (DNI), ni el ministerio público, ni ninguna otra fuerza
policial o antinarcótico, pudo someter al temido narcotraficante Edwin
Omar Cabrera González, alias “El Muerto”, cuyos dominios se extendían
por todo el municipio Santo Domingo Oeste, desde los límites de Herrera
con la avenida 6 de Noviembre de San Cristóbal hasta Pantojas y el
municipio Los Alcarrizos. Una banda rival con la que se había
disputado varios territorios durante más de diez años logró por fin
darle muerte en una emboscada el pasado miércoles 2 de enero en el
sector denominado “El Pentágono”, de las Palmas de Herrera, donde tenía
su cuartel general el “narcotraficante más influyente y violento de la
zona de Herrera y Las Caobas”, según lo definió el 20 de septiembre de
2007 el entonces jefe de la DNCD, general Rafael Ramírez Ferreira.
“Clamo a Dios para que no sea liberado, como en otras ocasiones”, afirmó
entonces el oficial, tras anunciar que Cabrera González por fin había
sido capturado, según públicó LISTÍN DIARIO en la citada fecha. Pero
no fue así, cinco días después “El Muerto” salió libre bajo fianza. Era
la décima vez que había sido capturado y dejado libre de la misma
manera, en ocasiones le retiraban los cargos y en otras pagaba pequeñas
garantías económicas. “Salen en libertad por dinero él y sus cómplices”,
dijo Ramírez Ferreira. Un año después, el 8 de diciembre de 2008,
el nuevo jefe de la DNCD, mayor general Gilberto Delgado Valdez, ordenó
la persecución de “El Muerto” y varios integrantes de su banda, luego
que una unidad antidrogas fuera tiroteada cuando intentó penetrar a la
zona de El Pentágono de Herrera. “Advertimos a ‘El Muerto’ y su gente
que no vamos a tolerar estas acciones”, dijo Delgado Valdez, según una
reseña publicada entonces en Diario Libre. Pero Cabrera González
siguió libre, su poder y sus dominios se consolidaban, y ya nadie osó
arrestarlo otra vez, ni perseguirlo ni someterlo a los tribunales. La
banda que dirigía creció y sus puntos de drogas se diseminaron por todas
partes, siempre en medio de enfrentamientos, refriegas y tiroteos que
dejaron decenas de muertos y heridos, muchos de ellos transeúntes
indefensos. Ayer el jefe de la Policía, mayor general José A.
Polanco Gómez, anunció la cancelación de dos agentes del cuerpo del
orden que fueron sorprendidos mientras custodiaban ilegalmente a la
esposa y algunos bienes del temido capo cuyo cuerpo está siendo velado
en la funeraria Blandino de la avenida Isabel Aguiar, de Herrera. El
cadáver permaneció ayer solo casi todo el día. Tras la muerte de
“El Muerto” más de 50 agentes policiales acordonaron la zona de El
Pentágono, entre las calles Altagracia, Colón y Cuarta de Las Palmas,
donde velaron los cuerpos de Luis Alberto Tapia, alias “Bemberé”, Misael
de Jesús Hernández y Joan Fernando Batista, quienes murieron en el
atentado que acabó con la vida del jefe del narco.
Temor y tensión
En
el barrio todo era temor y tensión. Los vecinos creen que los
enfrenatmientos seguirán y la venganza por la muerte del capo podría ser
tan sangrienta como impredecible. El cuartel policial de Las Palmas fue
rezorzado con agentes de Los Alcarrizos al mando de coronel Castro, y
en El Pentágono comanda el mayor Lluberes. “Tenemos el control y no
permitiremos desórdenes en ninguno de los entierros”, dijo el coronel
Castro. Los vecinos se mantienen cautelosos y los transeúntes que
ignoran los sucesos de la noche del miércoles se sorprenden por el gran
despliegue de las patrullas. Los primeros tres entierros se realizaron
ayer, Batista, la única víctima inocente, en el cementerio de Villa
Mella, y Tapia y Hernández, en el Cristo Redentor, donde también sería
enterrado “El Muerto” posiblemente hoy sábado, luego que su madre
regrese de Costa Rica, informó la Policía.
COMENZÓ EN LAS DROGAS SIENDO UN ADOLESCENTE
El
prontuario delictivo de Cabrera González, quien se movía siempre en las
sombras y era un aficcionado a las gorras de béisbol de marca, data de
más de catorce años, cuando era apenas un adolescente. Se inició como
vendedor de pequeñas dosis de cocaína en polvo y crack en los barrios de
Buenos Aires y poco a poco fue desarrollando asombrosas habilidades en
el negocio hasta convertirse en el mayor distribuidor de todo el
municipio Santo Domingo Oeste. Era implacable con sus enemigos y fiero
en la defensa de sus territorios y clientelas. Sus puntos se extendieron
por lugares diversos y su ejército de vendedores y matones se movían
día y noche. Se le atribuyen numerosas muertes, principalmente contra
miembros de bandas rivales y “malas pagas”. Según losarchivos de la Policía en abril de 2007 fue baleado por un ex policía, a
quien semanas antes abofeteó en el cuartel de Buenos Aires. Desde
entonces quedó lisiado de la pierna derecha y con las cicatrices de las
balas en el lado izquierdo de la boca. La DNCD lo definió como un hombre
que encarnaba un gran liderazgo en el bajo mundo de Herrera, que usaba
yipetas lujosas y escoltas bien entrenados. El mayor Lluberes dice que
su cuartel general lo tenía en “El Pentágono”, una zona de difícil
acceso para las unidades policiales por sus callejuelas y callejones
intrincados, entre laderas y cañadas que han sido rellenadas por la
gente para construir sus casas. “Siempre había gente armada cerca de él y
cuando nos acercábamos se retiraban por los patios y los callejones”,
dijo el oficial.
Fuente : Listin Diario
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