UNA INGENIERA TIROTEADA EN PLENA CALLE EN PIANTINI, AL MEDIODÍA DEL
VIERNES, QUIERE CONOCER Y DARLE LAS GRACIAS AL HOMBRE QUE LE SALVÓ LA
VIDA
Alicia Estévez
Santo Domingo
.- “Me incorporé, levanté los brazos y grité: no estoy muerta, por favor,
ayúdenme”, esa frase desesperada es de la ingeniera Francina Hungría,
quien perdió el ojo derecho luego de que un asaltante, que huía tras
cometer un atraco, le diera un disparo en la cabeza para quitarle su vehículo. La joven regresaba a su trabajo tras adquirir materiales de
construcción en una ferretería cercana a la obra donde labora en el
ensanche Piantini. Desde su lecho en la clínica Abel González, con voz a veces firme, otras
entrecortada o ahogada por el llanto, Francina contó que cuando los
atracadores le dispararon y la sacaron de su vehículo lanzándola al
suelo “como si fuera un animal”, ella escuchaba la gente decir: “Está
muerta, está muerta,” entonces reaccionó. “Me incorporé, levanté los
brazos y grité: no estoy muerta, por favor ayúdenme”. Dice que un hombre la recogió del asfalto, la subió en su vehículo y
junto a una señora la llevó hasta la clínica. “Escuché a la señora
gritando que se quitaran que llevaban un herido”. Dijo que nunca perdió
el conocimiento y que también escuchó a su salvador insistir ante los
médicos de la clínica para que le salvaran la vida. La joven ingeniera, de apenas 28 años, no conoció a esa persona que le
ayudó y le gustaría darle las gracias. “No lo conocí, no sé quién es, me
gustaría agradecerle por lo que hizo”. Hungría explicó que acostumbra a visitar una pequeña ferretería que está
ubicada en la Gustavo Mejía Ricart donde adquiere materiales de
construcción cuando no se trata de grandes pedidos. “Puedo ir allí hasta
cinco o seis veces al día. Está a cinco minutos de mi trabajo.” Dijo que el viernes, a la 1:05 de la tarde, fue a comprar los materiales
porque iba a salir más temprano debido a que su novio, que vive en
Estado Unidos, se encontraba en el país. Dijo que el delincuente que le
disparó estaba huyendo, luego de cometer un atraco, y que le ordenó que
se detuviera. Explica que el hombre no la amenazó con el arma. “Nunca vi
el arma”. Dice que el ataque ocurrió en fracciones de segundo: ella
aceleró y entonces él le disparó, la sacó del vehículo y la lanzó al
pavimento.La única vez que Francina sonrió durante la entrevista, que concedió a
través del teléfono al programa “El Zol de la Mañana”, fue cuando le
preguntaron si es cierto que se iba a casar. Respondió que no. Que esa
versión podía se producto del hecho de que iba en camino de recoger a su
novio, quien ya se marchó porque tiene fuertes compromiso de trabajo en
estados Unidos. “Él se quería quedar pero le dije que no, que ahora que yo no puedo
trabajar, es necesario más que nunca que él preserve su trabajo. Además,
si luego voy a ir a atenderme allá, es importante poder contar con él”. En cuanto a ese viaje al exterior, que había considerado su familia para
que reciba atenciones por la herida sufrida, tendrá que ser pospuesto
pues sus médicos aquí temen que la presión del avión dañe el ojo que
quedó en mejores condiciones. Francina no pudo seguir hablando porque estaba sangrando por la nariz por el balazo recibido. El médico que la atiende, que la conoce desde que era una niña, dijo que
la bala le atravesó el ojo derecho y le afectó el izquierdo pero que no
sufrió ningún daño cerebral. Aspira a poder recuperar y preservar la
visión del ojo izquierdo. En el sector Piantini, en la mañana de este lunes, los dueños de
establecimientos comerciales de la zona y clientes conversaban sobre lo
ocurrido. La agresión contra la ingeniera, a pleno día y en una avenida
principal llena de gente, ha generado mucho temor.
Fuente : Listin Diario