En la Policía Nacional gobierna la cultura de la muerte. A diferencia de otras policías, la nuestra no persigue a los presuntos delincuentes: les dispara y muchas veces los mata, y luego ella misma se investiga.
Son incontables las veces que se ha denunciado, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, esta conducta de nuestra policía. Es lamentable constatar que muchas personas de nuestra sociedad apoyan esta conducta, incluyendo personas con peso social y moral. Nada ha logrado detener la escalada de muertes violentas a manos de agentes de la Policía. Muchos se escudan afirmando que los "delincuentes no tiran flores". El problema está en que nuestra Policía tira como quiera, esté armado o no el delincuente. La Policía nuestra es policía y juez final. ¿No sería diferente la conducta de los delincuentes si supieran que la Policía
no ejecuta a los que captura, sino que los presenta ante un juez?
Queremos una buena policía, pero que sea policía, no verdugo.
Editorial del periodico Diario Libre