La magistrada consideró indignante, penoso y lamentable que muchas instituciones como juntas de vecinos, clubes, asociaciones y en algunos casos hasta iglesias, respaldan a quienes son sometidos por ese delito, tratando de presentarlos como personas decentes.
Reynoso precisa que en muchos casos, luego de una larga investigación con labor de inteligencia, se apresan individuos con kilos de drogas y otros elementos probatorios. Sin embargo, deploró que después aparecen instituciones sociales redactando documentos de apoyo y alegando su seriedad e inocencia.
La fiscal de Santiago dice que en ocasiones se trata de narcotraficantes notables en las comunidades, que luego de apresados encuentran el padrinazgo de organizaciones de la sociedad civil que tratan de presentarlos como inocentes.
La fiscal indica que esa práctica está sustentada en varios factores, como son el temor a los narcotraficantes, las prebendas que éstos distribuyen por agradecimiento, ya que muchos se dedican a resolver problemas económicos a personas necesitadas, lo que convierte a quienes se dedican a esa lesiva actividad en personas de arraigo social.
“Pero esos elementos que se presentan como generosos para solucionar muchos problemas en las comunidades con el dinero de las drogas, son los mismos que regalan estupefacientes a niños de once años para iniciarlos en el vicio”, precisó Reynoso.
