Por Diana Infante Quiñones
El devastador terremoto que afectó a la República de Haití y sus trágicas consecuencias, brinda una oportunidad para que la República Dominicana y Haití países que comparten frontera y conviven en una misma isla promuevan cambios reales, con una visión de continuidad y no sólo para obedecer a situaciones de coyuntura, a través de acciones de cooperación transfronteriza que coadyuven a la solución de los problemas en común y al progreso de las comunidades a ambos lados de la frontera en las áreas de sostenibilidad ambiental, economía, políticas sociales, infraestructuras, entre otros. Atendiendo al hecho de que los vecinos conocen mejor sus necesidades, la cooperación en fronteras debe partir de un enfoque de abajo hacia arriba originado en la cotidianidad de la misma, que contribuya a la consolidación del proceso. En este contexto, las relaciones fronterizas domínico-haitianas demandan la concertación de varios actores: Gobierno Nacional, Gobierno Local, Sociedad Civil, Empresas y Organizaciones Internacionales. En la actualidad se evidencian experiencias interesantes sobre el tema: los gobiernos relanzaron la Comisión Mixta Bilateral; entidades de la sociedad civil celebraron el 1er. Foro Intermunicipal Transfronterizo para identificar intervenciones conjuntas y los alcaldes de los municipios fronterizos de ambas naciones firmaron un Acuerdo para fomentar el acercamiento entre sus municipalidades. Cabe destacar que en materia de gestión local del territorio transfronterizo, las prácticas entre la República Dominicana y Haití aún son pocas y por lo general se han limitado a buscar mecanismos para garantizar un mejor uso de los recursos naturales y al mercado binacional. En América Latina la experiencia más destacable es la del Trifinio, cuya gestión compartida entre Honduras, Guatemala y El Salvador con base en un tratado trinacional constituye un ejemplo único que se ha convertido en el marco orientador del desarrollo. En Europa, este tipo de cooperación es una práctica antigua entre sus ciudades, siendo Interreg una muestra viva de la conformación de sólidos vínculos fomentados en la creación de lazos de unidad y solidaridad cuando existe voluntad colectiva y política. La nueva geografía económica mundial se basa en la interconectividad y considera a los territorios como un componente clave. Si tomamos como línea de referencia los valiosos resultados que la cooperación transfronteriza ha generado en otras partes del mundo, al crear áreas de paz y un mejor futuro para sus habitantes, se considera propicio que en la frontera que comparten Haití y la República Dominicana se promuevan esfuerzos para impulsar el verdadero desarrollo de sus municipalidades, las cuales necesitan tener voz en el proceso, ya que los cambios reales se construyen desde abajo hacia arriba y no la inversa.
El devastador terremoto que afectó a la República de Haití y sus trágicas consecuencias, brinda una oportunidad para que la República Dominicana y Haití países que comparten frontera y conviven en una misma isla promuevan cambios reales, con una visión de continuidad y no sólo para obedecer a situaciones de coyuntura, a través de acciones de cooperación transfronteriza que coadyuven a la solución de los problemas en común y al progreso de las comunidades a ambos lados de la frontera en las áreas de sostenibilidad ambiental, economía, políticas sociales, infraestructuras, entre otros. Atendiendo al hecho de que los vecinos conocen mejor sus necesidades, la cooperación en fronteras debe partir de un enfoque de abajo hacia arriba originado en la cotidianidad de la misma, que contribuya a la consolidación del proceso. En este contexto, las relaciones fronterizas domínico-haitianas demandan la concertación de varios actores: Gobierno Nacional, Gobierno Local, Sociedad Civil, Empresas y Organizaciones Internacionales. En la actualidad se evidencian experiencias interesantes sobre el tema: los gobiernos relanzaron la Comisión Mixta Bilateral; entidades de la sociedad civil celebraron el 1er. Foro Intermunicipal Transfronterizo para identificar intervenciones conjuntas y los alcaldes de los municipios fronterizos de ambas naciones firmaron un Acuerdo para fomentar el acercamiento entre sus municipalidades. Cabe destacar que en materia de gestión local del territorio transfronterizo, las prácticas entre la República Dominicana y Haití aún son pocas y por lo general se han limitado a buscar mecanismos para garantizar un mejor uso de los recursos naturales y al mercado binacional. En América Latina la experiencia más destacable es la del Trifinio, cuya gestión compartida entre Honduras, Guatemala y El Salvador con base en un tratado trinacional constituye un ejemplo único que se ha convertido en el marco orientador del desarrollo. En Europa, este tipo de cooperación es una práctica antigua entre sus ciudades, siendo Interreg una muestra viva de la conformación de sólidos vínculos fomentados en la creación de lazos de unidad y solidaridad cuando existe voluntad colectiva y política. La nueva geografía económica mundial se basa en la interconectividad y considera a los territorios como un componente clave. Si tomamos como línea de referencia los valiosos resultados que la cooperación transfronteriza ha generado en otras partes del mundo, al crear áreas de paz y un mejor futuro para sus habitantes, se considera propicio que en la frontera que comparten Haití y la República Dominicana se promuevan esfuerzos para impulsar el verdadero desarrollo de sus municipalidades, las cuales necesitan tener voz en el proceso, ya que los cambios reales se construyen desde abajo hacia arriba y no la inversa.
Tomado del Periodico Listin Diario 22-12-10, La autora es abogada, master oficial en Periodismo, master en Diplomacia y Relaciones Internacionales y candidata a doctorado en Unión Europea.