viernes, 26 de noviembre de 2010

EL ROSTRO OCULTO DE LA MUJER EN YEMEN

Por Diana Infante Quiñones

Las yemeníes luchan por salir de la sombra a la que han sido relegadas en su propio país. El conservadurismo basado en el fundamentalismo religioso es el principal muro a derribar, para que se produzcan cambios políticos y sociales que les confieran voz en las tomas de decisiones. Las cifras son reveladoras: en un país de 23 millones de habitantes, 11.7 de ellos mujeres, el Gobierno sólo cuenta con dos ministras y una diputada, pese a que el presidente Saleh se propuso, sin éxito, reformar la ley electoral para reservar el 15% de los escaños a las mujeres. En 2008, el diario El País publicó que unos 2 mil clérigos y líderes políticos declararon que la participación de las mujeres en política es haram ñpecado-. “Advertimos de que abrir la puerta a las mujeres significa que saldrán de sus casas y se mezclarán con hombres y si coinciden con éstos surgirán relaciones al margen del matrimonio, situaciones indecentes, adulterio e hijos ilegales”. Bajo estos principios, no extraña que el Índice de Diferencias de Sexo del Foro Económico Mundial (FEM) 2009 haya situado a Yemen en el puesto 134, por debajo de otros países árabes. En el ámbito judicial las cosas no son mejores. Afrah Ba-Dwailan es la primera y única jueza nombrada en la Corte Suprema. De hecho, según el sitio web de la Embajada de Yemen en Washington, en todo el país el papel de la mujer en la justicia se resume a una jueza en el tribunal civil de apelaciones de Aden, cinco abogadas en el Instituto Superior del Poder Judicial y 11 fiscales, en comparación con 199 hombres en el mismo campo. Pese a la desigualdad, en los últimos años ha aumentado la participación de las mujeres en la toma de decisiones. En las elecciones de 2003, se logró un empadronamiento de aproximadamente un millón 272 mil mujeres, que representa el 42% del total de votantes, encontraste con el 27% de 1997 y el 18% de 2003. También se ha producido una gradual incorporación de éstas en tareas como la enseñanza o la administración. Sin embargo, estadísticas oficiales evidencian la gran brecha en el acceso a la educación: el nivel de analfabetismo es de 29.8% para los hombres y de 62.1% para las mujeres. De todo, lo que más sorprende es que Yemen sea un Estado firmante de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Sin duda, estamos frente a una sociedad irónica, en la que se habla de paridad, pero siempre desde la perspectiva del poder de los hombres.

La autora es Abogada, Máster Oficial en Periodismo, Máster en Diplomacia y Relaciones Internacionales y candidata a Doctorado en Unión Europea.

Tomado del periodico Listin Diario