'¡Déjenme entrar, déjenme entrar!', gritó el autor del tiroteo a niños y maestras encerrados.
El pequeño Nicholas Sabillon se encontraba en la escuela primaria de
Sandy Hook cuando Adam Lanza empezó a disparar indiscriminadamente
contra los alumnos y el personal del plantel. La puerta estaba cerrada con llave tras una rápida reacción de la
maestra de música, Maryrose Kristopik, y eso salvó a niños y adultos,
según el relato del chico de 9 años entrevistado por la agencia
internacional de noticias AFP junto con sus padres Jose y Sherry
Sabillon, tras la visita del presidente Barack Obama a Newtown. (Lea aquí: El dolor del esposo de directora de escuela donde fue masacre). El pequeño Nicholas conserva en su mente muchas imágenes de lo
ocurrido el viernes, cuando el joven irrumpió en su escuela del pueblo
de Connecticut y mató a 26 personas, 20 de ellas niños, antes de
quitarse la vida. "Cuando escuchamos los dos primeros tiros, la señorita Kristopik vino
a la puerta y otra señorita corrió por el pasillo. La señorita
Kristopik agarró rápido sus llaves y cerró. Quedamos todos en la clase
de música. Estábamos todos aterrados y rezamos. Nos agarramos de la mano
para no hacer ningún ruido", recuerda. "Luego, escuchamos un vidrio rompiéndose, nos asustamos y oímos
golpes en la puerta de la clase del lado de afuera. Estábamos todos
llorando y escuchamos al tipo decir: Déjenme entrar, déjenme entrar",
dice imitando la voz grave del autor de la matanza. "No abrimos la puerta, que estaba cerrada con llave, y por suerte él luego dejó la escuela y corrió", agrega. Cuando la policía se identificó y la puerta se abrió finalmente,
Nicholas vio a fuerzas de seguridad avanzando con sus armas apuntando al
resto de las aulas. "Había cientos y cientos de policías y SWAT (miembros de la fuerza de
intervención rápida) por todos lados y algunos guardias nacionales.
Corrimos todos. Entramos en el cuartel de bomberos para estar seguros",
explica. Fue en ese lugar, adonde fueron evacuados todos los alumnos, en el
que los padres de Nicholas se reencontraron con su hijo, tras vivir
momentos de angustia, como cuenta Sherry Sabillon. "Fue la cosa más
aterradora en el mundo", dice la mujer, que asegura estar bien ahora. Cuando recibió un primer mensaje de texto informándole de un tiroteo
en Dickinson Drive, la calle de la escuela, Sherry afirmó no haberse
preocupado demasiado, pensando que se trataba de una bala perdida de
algún cazador que había alcanzado de manera accidental el cuartel de
bomberos. Luego llegó otro mensaje precisando que el tiroteo era en la escuela y
entonces sí Sherry llamó de inmediato al servicio de urgencia 911, a la
policía de Newtown y a su marido, que ya estaba "en camino" al colegio. "Conduje a la escuela y entré en el cuartel de bomberos y, por
suerte, en una esquina estaba uno de los amigos de Nicholas, de 9 años, y
su padre me dijo 'Está todo bien, está aquí conmigo'", relata. "Estaba tan aliviada que empecé a abrazarlos y besarlo a él y al
chico y Nicholas estaba al lado de ellos y empecé a abrazarlo y
besarlo", agrega emocionada. En esos primeros momentos tras la tragedia, la policía no brindó
mucha información sobre lo ocurrido, ni siquiera a los familiares dentro
del cuartel de bomberos, limitándose a hablar de "tres adultos" heridos
y "sin hacer mención a ningún chico". "Dejamos el lugar pensando que se trataba solo de adultos", indica todavía conmocionada. Sherry Sabillon afirma no tener dudas de que su hijo escapó sano y
salvo de la matanza gracias al heroísmo del personal de la escuela: "Los
maestros dieron su vida", admite. Unos días después de la tragedia, la madre asegura que Nicholas "parece ir bien" y que "no ha tenido pesadillas". Los Sabillon llevaron a su hijo a la vigilia del domingo por la noche
en la que participó el presidente estadounidense Barack Obama porque
pensaron que a Nicholas le iba "hacer bien" y a ayudar estar "con toda
la comunidad".
NEWTOWN (ESTADOS UNIDOS)
AFP
AFP