Por Miguel Jara
La deshumanización que vivimos parece que no tiene límites. Gracias a la Asociación El Defensor del Paciente he tenido acceso a la carta de la madre de una mujer violada el domingo pasado que no tuvo ayuda de la policía de su pueblo cuando les llamó y en el hospital prácticamente ni la atendieron. La mujer, de 30 años de edad, se dirigía el domingo desde Villanueva de Castellón a su pueblo, que está a dos kilómetros. Recorría una carretera muy transitada ya que existe un complejo de restaurantes y piscina enorme. Cuando estaba aproximádamente a diez metros de la piscina la atacaron dos individuos que salieron de un campo de naranjos que está casi pegado a la piscina. La golpearon y mientras uno la cogía de las manos y otro de la cabeza la violaban sin parar y se reían y burlaban porque estaba con la menstruación. Si el relato les parece duro -a mí se me revuelven las tripas- imagínense que, como les digo, lo ha escrito de su puño y letra la madre. Cuando los agresores acabaron la golpearon de nuevo y se marcharon. Su víctima en ningún momento perdió el conocimiento y caminó entre los naranjos hacia su casa que está a unos diez minutos a pié. Llevaba la ropa rota. Mientras llegaba a su vivienda no dejó de llamar a la Policía municipal del pueblo pero nadie contestó a la llamada (según el alcalde, desde las 5 de la mañana hasta las 3 de la tarde no hay nadie en el puesto por falta de presupuesto). Ella por miedo a lo que pudiera ocurrir no llamó a su marido pero como no le cogían la llamada en el puesto policial lo localizó y rápidamente acudió toda la familia y la Guardia Civil, que tardó 20 minutos. La mujer fue trasladada al hospital, atendiéndola una ginecóloga de guardia que, sin reconocerla ni ofrecerle una palabra de ánimo, le dijo que la normativa del hospital era primero hacer la denuncia y luego ya veríamos. Increible que esto pueda suceder en pleno tercer milenio, en un país supuestamente civilizado, en un centro de “salud” y por una profesional de la medicina que además es mujer, como la agredida. Además, ¿qué normas son esas? Entonces acudieron al juzgado de Xátiva donde afirmaron que en el hospital estaban locos, que era primero la paciente y luego la denuncia ¿de sentido común, no? De nuevo en el hospital ni la miraron y le dijeron que se esperara a que viniera el forense de Valencia. Como es normal, la víctima no aguantó más y se fue a su casa. ¿Qué manera de trabajar es esta? No le hicieron pruebas ni la revisaron ni la vio un psicólogo ni le dieron la píldora del día después, apenas le realizaron la prueba del sida; a una víctima de violación y de agresión le dijeron que fuera al médico de cabecera para que le prescribiera un antibiótico. Sin palabras.
Tomado dela pagina de Miguel Jara (http://www.migueljara.com/)