Escrito por: ÁNGELA PEÑA (a.pena@hoy.com.do)
Decálogo. Será instaurado en la República Dominicana un gobierno Revolucionario que establezca una sociedad equitativa, igualitaria, libre, instituya una socialización en democracia y constituya un verdadero Estado de Derecho
Son sobrevivientes del grupo de aguerridos luchadores antitrujillistas que hace medio siglo celebraron en Laguna Salada el histórico encuentro en el que, entre otras decisiones, se adoptó el nombre de “Movimiento Revolucionario 14 de Junio” para aunar las organizaciones clandestinas de la resistencia contra el régimen.
Antes de ese memorable 10 de enero de 1960, Luis Rafael Gómez Pérez, Julio Miguel Escoto Santana y José Ramón Leandro Guzmán se movilizaban en células que tenían el objetivo común de conspirar para acabar con la tiranía de Rafael Trujillo.
Luis pertenecía al Frente Cívico Revolucionario, activo desde los años 50, del que eran miembros, además, Federico Henríquez Gratereaux, Luis Escobar, Antonio Avelino, Octavio Amiama Castro, Abel Rodríguez del Orbe, Darío Solano y Tirso Mejía Ricart.
“En 1959 se produjo el intercambio con Manolo, una suerte de coordinación de los del Cibao con los de la Capital. Luego se desarrollaron trabajos en el Este y el Sur”, cuenta Gómez.
Julio, que desde la Universidad actuaba conjuntamente con José Escuder Ramírez, “Pimpín” Marte Marión y Felo Flores, habló con Manolo en 1959, en Santiago, anunciándole éste que le visitarían de parte de “Mario (su seudónimo) y le pidió que escogiera el sobrenombre que sería su contraseña. “Eliardo, serie 23”, respondió. Por eso, el entonces joven abogado guardó silencio cuando le visitó Frixo Messina, que aunque perseguía sus mismos objetivos oposicionistas, no pronunció la consigna acordada. Fue Rafael Faxas Canto (Pipe) quien posteriormente le llevó el encargo. Ya Escoto había logrado para su causa la incorporación de René del Risco Bermúdez, Radhamés Rodríguez Gómez, José Manuel Jiménez, Fello Santini y otros.
Leandro provenía de familias que le inculcaron repudio a la satrapía, sentimiento que se acrecentó al unirse con la familia Mirabal Reyes. Casado con María Teresa Mirabal, a los seis días del triunfo de la revolución cubana asumió junto a su compañera y a los esposos Manolo Tavárez y Minerva Mirabal, “el compromiso de organizar la resistencia interna para enfrentar a Trujillo y tumbar su gobierno”. El ingeniero se hizo cargo de los desafectos de San Francisco de Macorís, entre los que estaban Abel Fernández, Luis Antonio Álvarez Pereyra y de Santiago Carlos Aurelio Grisanty. Después se trasladaría a la Capital, donde incorporaría a Freddy y Carlos Sully Bonnelly y Juanchy Moliné.
Recuerdan también a Francisco Aníbal González, que se manifestaba dentro de un grupo en el que estaban los seminaristas “De la Guardia”, “Monchín” y “Papilín” y los sacerdotes Daniel Cruz y Nicolás de Jesús López Rodríguez, de la Acción Clérico Cultural. “Antes del 10 de enero, ya el 14 de Junio tenía una estructura”, expresan.
“Ahí es cuando el movimiento comienza a crecer, muchos eran de Juventud Democrática. Después del genocidio contra los expedicionarios de 1959, la juventud se enerva, se hace más rebelde, alcanzamos toda la geografía nacional”. Entonces programan una Asamblea para constituir el Comité Ejecutivo.
El nueve de enero, delegados de diferentes provincias viajaron a Conuco para una reunión secreta disfrazada de sancocho social en la residencia de Pedro González y Patria Mirabal. Para disimular, Abel Fernández puso música y voz con su guitarra y este trío de resolutos sobrevivientes de la persecución y las torturas rememoran que los presentes hicieron coro a la canción “Preciosa”, de Salvador Sturla. Lejos estaban de suponer que la euforia culminaría en aflicción y tormento por la delación de un infiltrado.
14 de Junio
Luis nació en Guayacanes el 21 de junio de 1933. Julio procede del ingenio Angelina, de San Pedro de Macorís, donde vio la luz por primera vez el uno de junio de 1930, y Leandro vino al mundo en San Francisco de Macorís, el 13 de marzo de 1932. Sobrepasan los 70 años y, sin embargo, recuerdan con precisión pormenores de aquella reunión histórica “en una caseta de madera techada de zinc”, en la finca arrocera de Carlos Bogaert, en el municipio Laguna Salada, a la que asistieron, además, Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), Rafael Miguel Enrique Antonio Faxas Canto (Pipe), Carlos Aurelio Grisanty García (Cayeyo), Abel Enrique Fernández Simó, Minerva Mirabal de Tavárez, Carlos Conrado Bogaert Domínguez (Charles), Ramón Antonio Rodríguez Cruz (Rodrigote), Germán Antonio Silverio (El guardia) y los otros que aún viven: Efraim Dotel Recio (Gurún), hoy domiciliado en Barahona, y los esposos Luis Antonio Álvarez Pereyra y Dulce María Tejeda de Álvarez, residentes en Estados Unidos.
Manolo dispuso que Julio Escoto y Luis Gómez, abogados, tomaran nota de lo tratado. Se acordó que pusieran a buen resguardo sus apuntes para que en momento oportuno los transcribiera un notario público, y cuando existieran las condiciones se depositaran copias certificadas en el Archivo General de la Nación y la Academia Dominicana de la Historia. Fue el año pasado cuando se entregó a esas instituciones la versión final tras casi diez lustros de revisiones.
Recitan de memoria el decálogo de esa histórica junta, la asignación del nombre propuesto por Minerva y secundada por Dulce: “A partir de hoy, 10 de enero de 1960, el movimiento celular que de manera clandestina se ha estado organizando a nivel nacional, adoptará el nombre de Movimiento Revolucionario 14 de Junio, en merecida recordación al día y mes de 1959 en que se produjo por Constanza el desembarco aéreo de la expedición armada procedente de Cuba...”
Relatan la composición de la agrupación que quedó presidida por Tavárez Justo y la juramentación. Aclaran que esa reunión fundacional no se celebró en Mao, como se repite. “Mao queda del otro lado del río Yaque y Laguna Salada del lado norte. Ahora, tanto Mao como Laguna Salada son parte de Valverde”. Se guardó un minuto de silencio por los caídos, regresaron a sus localidades “con refulgente entusiasmo, esperanzados en la victoria, sin sospechar que al día siguiente detendrían en Dajabón al compañero Marcos Pérez Collado y que el Movimiento Revolucionario 14 de Junio había sido develado”.
A 50 años del nacimiento de ese Comité Central, los tres destacan la unidad a pesar de la diversidad ideológica. “El punto 2 del Decálogo resume el horizonte ideológico del 14 de Junio. Es una clarinada enorme para el instante que vive hoy la República”.
Planteaba “asumir el compromiso de que, una vez liquidado el despotismo, será instaurado en la República Dominicana un gobierno Revolucionario que establezca una sociedad equitativa, igualitaria y libre, instituya una socialización en democracia y constituya un verdadero Estado de Derecho, estable, eficiente y eficaz, que arranque de raíz las retardatarias e injustas estructuras que han servido de base a la tiranía de Trujillo y devuelva al poder civil todas sus prerrogativas para que cada dominicano reivindique como legítimos y alcanzables los principios establecidos en su ideario por el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte”.
Estos tres revolucionarios, reconocidos como reservas de dignidad, aún se mantienen activos en el trabajo. Escoto y Leandro han recogido sus memorias, Gómez es autor de cinco libros, pero de otras materias. Confiesan: “De cada punto del Decálogo del 14 de Junio, hemos hecho lo que la vida nos ha permitido”.
Fuente : Periodico Hoy, 10/01/10