“Yo no quisiera que esos delincuentes le hagan algo similar a otra
gente, yo tampoco soy una gente de ojo por ojo, no es un asunto de
vamos a salir a matarlos, pero él (su agresor) no lo pensó, yo ni
siquiera tuve tiempo”, con estas palabras la joven ingeniera Francina Hungría clama por justicia. Con una valentía envidiable, dijo que todo ocurrió en cuestión de
segundos, y que espera que con su caso se haga justicia para que los
responsables no le hagan daño a otra persona. Explica que no vio el arma cuando su agresor, de forma cobarde, le
pidió detener el vehículo en el que se desplazaba. “Como es una persona
que me está diciendo detén el vehículo, un extraño yo simplemente
aceleré y en ese momento él sacó el arma y me disparó sin pensarlo”. Francina teme perder la vista porque ama su trabajo, aunque asegura confiar en el Todopoderoso y los médicos que le atienden. “Esto ha sido un poco duro, porque ayer me enteré que ya no tengo ojo
derecho y soy una gente que amo mi trabajo y mi temor es no volver a
trabajar, pero los doctores están luchando para salvar mi otro ojo”,
indicó mientras por sus mejillas bajan lagrimas de sangre como muestras
de su dolor. Padeciendo y lamentando su situación, la profesional se aferra a su creencia en Dios para aceptar lo que le ha ocurrido. “Todavía no hemos asimilado esto que me ha pasado a mí. Ahora la tarea mía es aceptar que yo no tengo ojo derecho”, adujo. Su madre Iluminada Hernández pidió a las autoridades enfrentar de forma efectiva la delincuencia que afecta el país. “La justicia, que pongan control, que cojan el control porque si no
controlan esto, van a ocurrir muchos casos como el de Francina”, dijo
visiblemente dolida y triste por la situación que afecta a su
primogénita.
Fuente : El Caribe
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