SANTIAGO. El asesinato de comerciantes de esta plaza, por
parte de personas que se han presentado a sus negocios con el objetivo de
atracar a los presentes, mantiene alarmado a ese sector de la economía de esta
ciudad. La preocupación fue externada por las asociaciones de Mayoristas en
Provisiones (Amaprosan), los Detallistas y la de Comerciantes de Cienfuegos, que
presiden, José Reynaldo Bautista, Luis Pascual y Edgard Pichardo. Aseguraron que el sector comercial se siente aterrado por lo que definen como
“inseguridad ciudadana” que afecta a ese sector donde por medio de asaltos a
los negocios han muerto algunos de ellos, por lo que reclaman al Gobierno
aplicar acciones contundentes para detener estos hechos. Pusieron como ejemplo el más reciente caso ocurrido en la comunidad Gurabo,
donde fueron asesinados los hermanos Manuel de Jesús y Rafael Antonio Crisóstomo
Crisóstomo, de 59 y 52 años e hirieron al mensajero Eduardo Santana, a manos de
cuatro jóvenes que horas después fueron apresados por la Policía. De acuerdo al los dirigentes del sector comercial santiaguero, estos hechos
demuestran que la política de seguridad del Estado ha fracasado y que debe ser
revisada y aplicar métodos más contundentes contra la delincuencia. Precisaron que debido a los asaltos y atracos Amaprosan y otras instituciones
afines han tenido que pagar un precio alto por la muerte de muchos de sus
miembros a manos de delincuentes para robarles. A juicio de ellos, lo que se está viviendo en esta ciudad “es una situación
prácticamente generalizada, porque ocurre en el comercio, en las calles y
también en los hogares, cuando penetran los ladrones a robar. Necesitamos con
urgencia que las autoridades de seguridad del Estado implementen medidas
tendentes a garantizar la seguridad del comercio, industrias, empresas diversas,
los hogares y la gente en las calles”, explicó Bautista, Pascual y Pichardo, en
una declaración conjunta. Los dirigentes comerciales dijeron que muchos de los comercios que operan en
Santiago han tenido que abrir espacios pequeños bajo rejas, como medida de
protección al dispensar a los usuarios el servicio que ofrecen. “Estamos aterrados y cada vez observamos con pena cómo aumentan los casos
delictivos que concluyen en tragedias para el sector comercio, lo que amenaza
con forzarnos a abandonar esta actividad por la incapacidad del Estado en darnos
seguridad”, explicaron.
Fuente : El Nacional
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