México. AP. Una mujer indígena mexicana que fue
exhibida en Europa durante la época victoriana debido a su rara
condición genética por la cual tenía el rostro cubierto de pelo grueso,
fue enterrada en su estado natal hoy en una ceremonia que concluyó con
un muy conocido episodio de una era en que los cuerpos humanos eran
tratados como especímenes coleccionables. Con su cara y cuerpo peludo, su prognatismo mandibular y otras
deformidades, Julia Pastrana fue conocida como la “mujer mono” luego que
abandonó su estado natal de Sinaloa, en 1854, a los 20 años, y fue
llevada alrededor de Estados Unidos por Theodore Lent, quien se dedicaba
al espectáculo, según la comisión noruega que estudió su caso. Ella cantaba y bailaba para personas que pagaban para verla,
convirtiéndose en una sensación que también recorrió Europa y Rusia. Ella y Lent se casaron y tuvieron un hijo, sin embargo, ella padeció
una fiebre relacionada con complicaciones a la hora del parto y murió
junto con su bebé en 1860 en Moscú. Sus restos terminaron en la Universidad de Oslo, Noruega. Luego de
peticiones privadas y gubernamentales de devolver el cuerpo, la
universidad envió los restos al estado de Sinaloa, donde fueron
sepultados. “Julia Pastrana ha vuelto a casa”, dijo el alcalde de pueblo natal
Sinaloa de Leyva, Saúl Rubio Ayala. “Julia ha vuelto a nacer entre
nosotros, para que nunca más una mujer se convierta en un objeto
comercial”. Después de una misa católica en la iglesia local, el ataúd de
Pastrana fue llevado al cementerio del pueblo y enterrado mientras una
banda tocaba música tradicional. “La historia es tan importante para poder recuperar a Julia”, dijo la
artista visual Laura Anderson Barbata, quien hizo campaña para regresar
a Pastrana a Sinaloa. “Traerla aquí es una manera de recuperarla”. La repatriación de Pastrana es parte de un movimiento más amplio
entre los museos e instituciones académicas de enviar restos humanos
acumulados durante la colonización europea de América Latina, África y
Asia de regreso a sus países y tierras tribales. Cientos de miles de restos han abandonado instituciones culturales en
Estados Unidos, Europa y Australia desde que empezó el movimiento de
repatriación a finales de la década de 1980, cuando una nueva generación
de antropólogos, curadores arqueólogos empezaran a debatirse por los
legados coloniales de sus disciplinas, dijo Tiffany Jenkins, autora del
libro “Impugnación de restos humanos en colecciones de museo: la crisis
de la autoridad cultural”. “Han sido el símbolo, de alguna manera, de una disculpa”, dijo
Jenkins. Instituciones en los países escandinavos han llegado al
movimiento algo tarde en relación con sus contrapartes en otros países
europeos y en Estados Unidos, donde más de medio millón de restos
humanos y artefactos han sido regresados a las tribus nativos de Estados
Unidos, dijo. “Noruega se ha incomodado en tiempos recientes sobre mantener los restos humanos”, dijo. La embajadora mexicana en Dinamarca, Martha Bárcena Coqui, que está
en Copenhague, recibió formalmente el ataúd de Pastrana el 7 de febrero
en una ceremonia en el hospital de la Universidad de Oslo en la capital
noruega antes de enviarlo a México. “Ustedes saben que tengo sentimientos encontrados”, dijo la
embajadora. “En un sentido, creo que ella tuvo una vida muy interesante y
quizá disfrutó visitar y viajar y ver todos esos lugares, pero al mismo
tiempo creo que debió haber sido muy triste haber viajado a todos esos
lugares pero no como un ser humano, sino como una exhibición, algo
extraño”. Jan G. Bjaalie, que encabeza el Instituto de Ciencias Médicas Básicas
en la Universidad de Oslo, dijo que estaba feliz de que finalmente
poder darle algo de sentido a su vida. “Hoy, es casi incomprensible
que un circo utilice cuerpos para propósitos de entretenimiento.El suyo
fue usado de una manera que hoy reprobaríamos por completo”, dijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario