domingo, 4 de noviembre de 2012

VICTIMAS DE "ACIDO DEL DIABLO" RETOS PRESENTES Y FUTURO DE LA REPUBLICA DOMINICANA

 

De Diario Libre
 
Cayó al suelo desesperada por el dolor. Gritó pidiendo ayuda durante varios minutos mientras daba vueltas, se retorcía y lloraba inconsolablemente. No sabía qué le había echado aquel hombre sobre su rostro ni por qué, solo presentía que le cambiaría la vida para siempre. Hoy, Esther es una víctima más de violencia que espera justicia en una sociedad machista y negligente. El 27 de julio del 2011 Esther Jiménez, una joven de 28 años y madre de tres hijos, se levantó muy contenta porque estrenaba muebles. Había ahorrado durante varios meses para comprarlos. Después de disfrutarlos se vistió "bonita", se delineó los ojos y usó su labial favorito para ir a trabajar. Dejó a sus hijos en casa, como de costumbre, después de comer. Aquel día, que recuerda cada minuto de su vida, llegó temprano a la Cafetería La Rotonda, donde trabajaba. El dueño salió. Atendió a varios clientes y luego de unas horas recibió la visita mortal: un hombre de tez morena, alto, corpulento y con ojos saltones, de aproximadamente 27 años. Iba y venía de un lado a otro, como si estuviera nervioso, con un vaso cervecero en la mano. Ella pensó que era un cliente y le sonrió.

- Hola ¿En qué te puedo ayudar? -le dijo la joven mulata de pelo corto y ojos grandes. El joven se sentó frente a la barra, mientras movía el vaso con la mano izquierda y la miraba de reojo.

- ¡Esto te lo mandaron! -respondió un segundo antes de acercarse a ella y rociar su rostro, pecho y brazos con ácido del diablo. Y huyó.

Esther recuerda que quedó tirada revolviéndose por el ardor. No supo lo que le pasaba hasta que vio sus quemaduras y se desmayó.
 
Según las estadísticas publicadas por la Procuraduría General de la República, en el primer semestre del 2011 se registraron 20,262 casos de violencia de género e intrafamiliar en el país, entre los que se destacan ataques con ácido del diablo y armas blancas y de fuego.  De estos casos 6,415 fueron por maltrato físico, mientras que 13,847 se registraron por violencia verbal y sicológica. Este es solo el número de sobrevivientes. Otras no han corrido con la misma suerte. Desde el 2009 hasta el primer semestre de 2012, 643 víctimas fueron asesinadas. De enero a julio de este año se produjeron 118 feminicidios, de los cuales 58 fueron a manos de sus parejas, para un equivalente de un 49%; 44 por conflictos sociales (37%) y 16 a manos de delincuentes (14%).

Trece territorios de muerte para la mujer dominicana

No son territorios de guerra, tampoco lugares donde una enfermedad altamente contagiosa esté diezmando a la población. Son, en cambio, los trece sitios donde se ha perpetrado el 78.2% de los feminicidios ocurridos en los últimos tres años y medio De las 32 provincias del país, en éstas 13 se produjeron 503 de los 643 casos registrados. Estos son los territorios que encabezan la macabra clasificación:

PROVINCIAS
2009
2010
2011
2012
TOTAL POR AÑO
1. Santo Domingo
24
41
63
24
152
2. Distrito Nacional
15
24
18
11
68
3. Santiago
6
24
20
9
59
4. San Cristóbal
3
15
7
8
33
5. Peravia
4
6
16
3
29
6. La Altagracia
4
9
12
4
29
7. La Vega
9
7
6
4
26
8. Duarte
3
7
7
4
21
10.Puerto Plata
6
4
5
5
20
11. La Romana
0
7
11
2
20
12. San Pedro de Macorís
0
10
8
0
18
13. Barahona
3
4
6
1
14
14. Espaillat
4
4
5
1
14
TOTAL POR AÑO
81
158
184
76
503


 
Primer semestre de 2012En el caso de las que ocupan los cinco primeros puestos, hay una relación proporcional entre la densidad poblacional y el número de feminicidios. A mayor número de habitantes, mayor la cantidad de este tipo de asesinatos. La excepción entre las primeras cinco es la provincia La Altagracia, que a pesar de que tiene una densidad de 60 empata con Peravia que tiene una densidad de 214.
 
Violencia que no merma
Según un informe de la organización Small Arms Survey, publicado a principios de este año, República Dominicana ocupa el lugar número 24 de 111 estados con mayor tasa de feminicidios.
 
Ante esta penosa realidad hay varias interrogantes.
 
¿Qué lleva a un hombre a maltratar o matar a su pareja? ¿Qué hace la sociedad al respecto? ¿Qué medidas toma el Estado ante situaciones como ésta? Sin dudas resolver este dilema es un gran reto para el país. Según expertos, inciden varios factores, desde la educación y la cultura, hasta las leyes y el interés de los estamentos del Estado.
 
El bajo nivel educativo
 
Según el antropólogo y escritor Bernardo Matías, mientras más bajo es el nivel educativo de un hombre más probabilidades hay de que sea violento, Asegura que está demostrado, estadísticamente, que en los países con mayor índice educativo la tasa de violencia es menor, "porque el individuo logra, a través de los procesos educativos, desarrollar modelos de comprensión de la realidad que no se los dan los bajos niveles educativos". La médico gineco obstetra y feminista Liliam Fondeur explica que el tema de la violencia contra la mujer es un problema mundial. Sin embargo, asegura que en República Dominicana la situación es peor porque el Estado no invierte en educación ni en prevención. Esta tesis coincide con un estudio publicado en diciembre del 2011 por la Procuraduría General de la República, la Fiscalía del Distrito Nacional y el Centro de Intervención Conductual para Hombres, que indica que el 52.6% de los internos por feminicidios en el país solo realizaron los estudios primarios, mientras que el 33.3% llegó al bachillerato. El 8.8% apenas sabe leer y escribir y el 5.3% nunca estudió. Sin embargo, la encargada del Programa de Género y Derechos de Profamilia, Susi Pola, entiende que la violencia de género va más allá de las etnias y de cualquier estatus social o educacional. Señala que los feminicidios son más visibles en la clase baja porque las personas con cierto "status" social pueden pagar silencios y acallar publicidades.
 
La lucha de la mujer frente a una cultura machista
 
La cultura patriarcal ha dejado claro cuál es el espacio que deben ocupar las mujeres y los hombres en las sociedades, donde se establece una jerarquía superior para lo masculino y una inferior para lo femenino.

- Nuestro sistema social todavía hoy en día, utiliza patrones autoritarios y sexistas, fortalecidos y reciclados por las instituciones sociales, como las religiosas, educativas, la justicia o los medios de comunicación. Todos estos comportamientos, culturales e institucionales, desvalorizan los roles asignados a las mujeres, mientras validan y justifican las acciones violentas contra ellas- manifestó Susi Pola durante una entrevista para Diariolibre.com. Fondeur agrega que la cultura machista en que vivimos, donde el hombre se considera dueño de la mujer, y la mala crianza de los hijos, influyen significativamente en la ocurrencia de feminicidios.
 
El agresor se forma desde la niñez
 
Una persona que se haya criado en un ambiente de violencia y con padres agresivos tiene mayor riesgo de convertirse en violenta y/o desarrollar relaciones de parejas inadecuadas, según el sicólogo Tarquino Santana. Varios estudios indican que la asociación entre agresión interparental y la agresión a la pareja por parte de los adolescentes varones se encuentra mediatizada por factores cognitivos, afectivos y por el grupo de iguales.
 
- Las agresiones entre padres aumentan significativamente el riesgo de que los hijos desarrollen posteriormente relaciones de parejas inadecuadas y/o violentas -, manifestó el experto.
 
La violencia de género ante un Estado desinteresado
 
Muchas cosas han mejorado desde que se creó un sistema de atención a la violencia desde el derecho penal y el Ministerio Público, con la reforma del Código Penal por la ley 24-97. No obstante, falta que el Estado asuma la responsabilidad y el interés necesario ante la población, sobre todo con la mitad del país, que son las mujeres. El Ministerio de la Mujer es la entidad responsable de regular medidas oportunas en temas de violencia de género, pero no cuenta con los recursos necesarios, según Fondeur.
 
- Lamentablemente la mujer no existe en el Presupuesto Público. El Ministerio tiene un presupuesto ridículo para trabajar en cuanto al tema de la violencia contra la mujer. La situación puede mejorar, pero se necesita el interés del Estado -aseguró En ese sentido, el siquiatra Carlos de los Ángeles entiende que el estado debe diseñar una política adecuada, entendida como todas las acciones del orden público, con el fin de determinar las causas de la criminalidad y violencia.
 
- Lo ideal es lograr que la percepción subjetiva se encuentre en consonancia con la percepción objetiva de la violencia. Sobrevaluar la violencia conlleva a un ambiente de terror, pero, subvalorarla nos lleva a una actitud ingenua que pone en riesgo la seguridad de los ciudadanos, en especial de las mujeres.
 
Una República agresiva con un sistema judicial flojo
 
El 60% de las víctimas de feminicidios habían denunciado a sus agresores antes de morir, según un estudio publicado recientemente por Profamilia. En cambio, a las dominicanas sobrevivientes de violencia no les ha sido fácil enfrentar la resistencia sociocultural sexista y la gran mayoría han sido revictimizadas por hombres y mujeres del aparato operativo de la justicia, en una ruta crítica que influye para que, en un alto porcentaje, las víctimas abandonen el proceso jurídico legal. Mientras que los casos en que los feminicidas son arrestados, pocos llegan a concluir un proceso judicial, según dicho estudio de la Procuraduría. Para el siquiatra Carlos De Los Ángeles, contrarrestar la violencia contra la mujer en República Dominicana es un gran reto y requiere tanto la concienciación de la población como la responsabilidad del Estado.
 
- Por lo regular la criminalidad de un país, es medida por la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes. Nosotros tenemos 25 homicidios por cada cien mil habitantes - indicó el psiquiatra. -El problema es que muchas infracciones no son reportadas por las víctimas. Este no fue el caso de Esther. A los pocos días del hecho denunció la agresión y desde entonces espera una respuesta. Hay muchos sospechosos, pero nadie detenido.
 
Una llamada mortal
 
El teléfono sonó varias veces. Esther se apresuró a contestar sin saber lo que le esperaba. Una voz femenina y con tono amenazante le hizo una advertencia tres semanas antes del macabro suceso.
 
- Si sigues llamando a mi marido te la vas a ver conmigo - repitió la mujer una y otra vez.
- ¿Pero quién es tu marido? Yo no estoy con ningún hombre ajeno, ¿y quién te dio mi número?- respondió Esther.
 
- Me lo dio Arelys, tu compañera de trabajo - aclaró la mujer.
 
Esther narra que debido a la situación se produjo un conflicto entre Arelys y ella. Le reclamó varias veces, pero lo negó. El hecho no pasó a más. También había tenido problemas con su exesposo, un hombre de 62 años, con quien procreó a sus dos hijos menores. El hombre la celaba y la perseguía a cada momento porque no aceptaba la separación que ocurrió un mes antes del suceso. Aun no se sabe quién envió a aquel hombre. Se sospecha de su "amiga" Arelys, de su exesposo y del dueño de La Rotonda, con quien inició una relación poco después de su separación y posteriormente la abandonó. A pesar de que quedó desfigurada, perdió un ojo y la nariz, y aún sufre por las quemaduras marcadas en su cuerpo, las autoridades no han presentado un responsable.
 
- Lo único que yo pido es que se haga justicia y que el Gobierno se apiade de mi situación. Que me ayuden a sanar mis heridas y a comprar mis medicamentos. Lo que más anhelo es poder criar dignamente a mis hijos - agregó Esther con el rostro mojado de dolor.

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