De Diario
Libre
Cayó al suelo desesperada
por el dolor. Gritó pidiendo ayuda durante varios minutos mientras daba vueltas,
se retorcía y lloraba inconsolablemente. No sabía qué le había echado aquel
hombre sobre su rostro ni por qué, solo presentía que le cambiaría la vida para
siempre. Hoy, Esther es una víctima más de violencia que
espera justicia en una sociedad machista y
negligente. El 27 de julio del 2011
Esther Jiménez, una joven de 28 años y madre de
tres hijos, se levantó muy contenta porque estrenaba muebles. Había ahorrado
durante varios meses para comprarlos. Después de disfrutarlos se vistió
"bonita", se delineó los ojos y usó su labial favorito para ir a trabajar. Dejó
a sus hijos en casa, como de costumbre, después de comer. Aquel día, que recuerda cada
minuto de su vida, llegó temprano a la Cafetería La Rotonda, donde trabajaba. El
dueño salió. Atendió a varios clientes y luego de unas horas recibió la visita
mortal: un hombre de tez morena, alto, corpulento y con ojos saltones, de
aproximadamente 27 años. Iba y venía de un lado a otro, como si estuviera
nervioso, con un vaso cervecero en la mano. Ella pensó que era un cliente y le
sonrió.
- Hola ¿En qué te puedo ayudar? -le dijo la joven mulata de pelo corto y ojos grandes. El joven se sentó frente a la barra, mientras movía el vaso con la mano izquierda y la miraba de reojo.
- ¡Esto te lo mandaron! -respondió un segundo antes de acercarse a ella y rociar su rostro, pecho y brazos con ácido del diablo. Y huyó.
Esther recuerda que quedó tirada
revolviéndose por el ardor. No supo lo que le pasaba hasta que vio sus
quemaduras y se desmayó.
Según las estadísticas publicadas
por la Procuraduría General de la República, en el primer semestre del 2011 se
registraron 20,262 casos de violencia de género e intrafamiliar en el país,
entre los que se destacan ataques con ácido del diablo y armas blancas y de
fuego. De estos casos 6,415 fueron por
maltrato físico, mientras que 13,847 se registraron por violencia verbal y
sicológica. Este es solo el número de
sobrevivientes. Otras no han corrido con la misma suerte. Desde el 2009 hasta el
primer semestre de 2012, 643 víctimas fueron asesinadas. De enero a julio de este año se
produjeron 118 feminicidios, de los cuales 58 fueron a manos de sus parejas,
para un equivalente de un 49%; 44 por conflictos sociales (37%) y 16 a manos de
delincuentes (14%).
Trece territorios de muerte para
la mujer dominicana
No son territorios de
guerra, tampoco lugares donde una enfermedad altamente
contagiosa esté diezmando a la población. Son, en cambio, los trece sitios donde
se ha perpetrado el 78.2% de los feminicidios ocurridos en los últimos tres años
y medio De las 32 provincias del país, en
éstas 13 se produjeron 503 de los 643 casos registrados. Estos son los
territorios que encabezan la macabra clasificación:
PROVINCIAS
|
2009
|
2010
|
2011
|
2012
|
TOTAL POR
AÑO
|
1. Santo
Domingo
|
24
|
41
|
63
|
24
|
152
|
2. Distrito Nacional
|
15
|
24
|
18
|
11
|
68
|
3. Santiago
|
6
|
24
|
20
|
9
|
59
|
4. San
Cristóbal
|
3
|
15
|
7
|
8
|
33
|
5. Peravia
|
4
|
6
|
16
|
3
|
29
|
6. La Altagracia
|
4
|
9
|
12
|
4
|
29
|
7. La Vega
|
9
|
7
|
6
|
4
|
26
|
8. Duarte
|
3
|
7
|
7
|
4
|
21
|
10.Puerto Plata
|
6
|
4
|
5
|
5
|
20
|
11. La Romana
|
0
|
7
|
11
|
2
|
20
|
12. San Pedro de
Macorís
|
0
|
10
|
8
|
0
|
18
|
13. Barahona
|
3
|
4
|
6
|
1
|
14
|
14. Espaillat
|
4
|
4
|
5
|
1
|
14
|
TOTAL POR AÑO
|
81
|
158
|
184
|
76
|
503
|
Primer semestre de
2012En el
caso de las que ocupan los cinco primeros puestos, hay una
relación proporcional entre la densidad poblacional y el número de
feminicidios. A mayor número de habitantes, mayor la cantidad de este tipo de
asesinatos. La excepción entre las primeras cinco es la
provincia La Altagracia, que a pesar de que tiene una densidad de 60 empata con
Peravia que tiene una densidad de
214.
Violencia que no
merma
Según un informe de la
organización Small Arms Survey, publicado a principios de este año, República
Dominicana ocupa el lugar número 24 de 111 estados con mayor tasa de
feminicidios.
Ante esta penosa realidad hay
varias interrogantes.
¿Qué lleva
a un hombre a maltratar o matar a su pareja? ¿Qué hace la sociedad al
respecto?
¿Qué medidas toma el Estado ante situaciones como ésta? Sin dudas
resolver este dilema es un gran reto para el país. Según expertos, inciden varios
factores, desde la educación y la cultura, hasta las leyes y el interés de los
estamentos del Estado.
El bajo nivel
educativo
Según el antropólogo y escritor
Bernardo Matías, mientras más bajo es el nivel educativo de un hombre más
probabilidades hay de que sea violento, Asegura que está demostrado,
estadísticamente, que en los países con mayor índice educativo la tasa de
violencia es menor, "porque el individuo logra, a través de los procesos
educativos, desarrollar modelos de comprensión de la realidad que no se los dan
los bajos niveles educativos". La médico gineco obstetra y
feminista Liliam Fondeur explica que el tema de la violencia contra la mujer es
un problema mundial. Sin embargo, asegura que en República Dominicana la
situación es peor porque el Estado no invierte en educación ni en
prevención. Esta tesis coincide con un estudio
publicado en diciembre del 2011 por la Procuraduría General de la República, la
Fiscalía del Distrito Nacional y el Centro de Intervención Conductual para
Hombres, que indica que el 52.6% de los internos por feminicidios en el país
solo realizaron los estudios primarios, mientras que el 33.3% llegó al
bachillerato. El 8.8% apenas sabe leer y escribir y el 5.3% nunca
estudió. Sin embargo, la encargada del
Programa de Género y Derechos de Profamilia, Susi Pola, entiende que la
violencia de género va más allá de las etnias y de cualquier estatus social o
educacional. Señala que los feminicidios son más visibles en la clase baja
porque las personas con cierto "status" social pueden pagar silencios y acallar
publicidades.
La lucha de la mujer frente
a una
cultura machista
La cultura patriarcal ha
dejado claro cuál es el espacio que deben ocupar las mujeres y los hombres en
las sociedades, donde se establece una jerarquía superior para lo
masculino y una inferior para lo
femenino.
- Nuestro sistema social
todavía hoy en día, utiliza patrones autoritarios y sexistas, fortalecidos y
reciclados por las instituciones sociales, como las religiosas, educativas, la
justicia o los medios de comunicación. Todos estos comportamientos, culturales e
institucionales, desvalorizan los roles asignados a las mujeres, mientras
validan y justifican las acciones violentas contra ellas- manifestó Susi Pola
durante
una entrevista para Diariolibre.com. Fondeur agrega que la cultura
machista en que vivimos, donde el hombre se considera dueño de la mujer, y la
mala crianza de los hijos, influyen significativamente en la ocurrencia de
feminicidios.
El agresor se forma desde la
niñez
Una
persona que se haya criado en un ambiente de violencia y con padres
agresivos tiene mayor riesgo de convertirse en violenta y/o desarrollar
relaciones de parejas inadecuadas, según el sicólogo Tarquino
Santana. Varios estudios indican que la
asociación entre agresión interparental y la agresión a la pareja por parte de
los adolescentes varones se encuentra mediatizada por factores cognitivos,
afectivos y por el grupo de iguales.
- Las agresiones entre padres
aumentan significativamente el riesgo de que los hijos desarrollen
posteriormente relaciones de parejas inadecuadas y/o violentas -, manifestó el
experto.
Muchas cosas han mejorado desde
que se creó un sistema de atención a la violencia desde el derecho penal y el
Ministerio Público, con la reforma del Código Penal por la ley 24-97. No
obstante, falta que el Estado asuma la responsabilidad y el interés necesario
ante la población, sobre todo con la mitad del país, que son las
mujeres. El Ministerio de la Mujer es
la entidad responsable de regular medidas oportunas en temas de violencia de
género, pero no cuenta con los recursos necesarios, según
Fondeur.
- Lamentablemente la mujer no
existe en el Presupuesto Público. El Ministerio tiene un presupuesto ridículo
para trabajar en cuanto al tema de la violencia contra la mujer. La situación
puede mejorar, pero se necesita el interés del Estado
-aseguró En ese sentido, el siquiatra
Carlos de los Ángeles entiende que el estado debe diseñar una
política adecuada, entendida como todas las acciones del orden público,
con el fin de determinar las causas de la criminalidad y
violencia.
- Lo ideal es lograr que la
percepción subjetiva se encuentre en consonancia con la percepción objetiva de
la violencia. Sobrevaluar la violencia conlleva a un ambiente de terror, pero,
subvalorarla nos lleva a una actitud ingenua que pone en
riesgo la seguridad de los ciudadanos, en especial de las
mujeres.
Una
República agresiva con un sistema judicial
flojo
El 60% de las víctimas de
feminicidios habían denunciado a sus agresores antes de morir, según un estudio
publicado recientemente por Profamilia. En cambio, a las dominicanas
sobrevivientes de violencia no les ha sido fácil enfrentar la resistencia
sociocultural sexista y la gran mayoría han sido revictimizadas por hombres y
mujeres del aparato operativo de la justicia, en una ruta crítica que influye para
que, en un alto porcentaje, las víctimas abandonen el proceso jurídico
legal. Mientras que los casos en que los
feminicidas son arrestados, pocos llegan a concluir un proceso judicial, según
dicho estudio de la Procuraduría. Para el siquiatra Carlos De Los
Ángeles, contrarrestar la violencia contra la mujer en República Dominicana es
un gran reto y requiere tanto la concienciación de la población como la
responsabilidad del Estado.
- Por lo regular la criminalidad
de un país, es medida por la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes.
Nosotros tenemos 25 homicidios por cada cien mil habitantes - indicó el
psiquiatra. -El problema es que muchas infracciones no son reportadas por las
víctimas. Este no fue el caso de
Esther. A los pocos días del hecho denunció la agresión y desde entonces
espera una
respuesta. Hay muchos sospechosos, pero nadie
detenido.
Una
llamada mortal
El teléfono sonó varias
veces. Esther se apresuró a contestar sin saber lo que le esperaba. Una voz
femenina y con tono amenazante le hizo una advertencia tres semanas
antes del macabro suceso.
- Si sigues llamando a mi
marido te la vas a ver conmigo - repitió la mujer una y otra
vez.
- ¿Pero quién es tu marido? Yo no
estoy con ningún hombre ajeno, ¿y quién te dio mi número?- respondió
Esther.
- Me lo dio Arelys, tu compañera
de trabajo - aclaró la mujer.
Esther narra que debido a la
situación se produjo un conflicto entre Arelys y ella. Le reclamó varias veces,
pero lo negó. El hecho no pasó a más. También había tenido problemas con
su exesposo, un hombre de 62 años, con quien procreó a sus dos hijos menores. El
hombre la celaba y la perseguía a cada momento porque no aceptaba la separación
que ocurrió un mes antes del suceso. Aun no se sabe quién envió a
aquel hombre. Se sospecha de su "amiga" Arelys, de su exesposo y del dueño de La
Rotonda, con quien inició una relación poco después de su
separación y posteriormente la abandonó. A pesar de que quedó desfigurada,
perdió un ojo y la nariz, y aún sufre por las quemaduras marcadas en su cuerpo,
las autoridades no han presentado un responsable.
- Lo único que yo pido es que se
haga justicia y que el Gobierno se apiade de mi situación. Que me ayuden a sanar
mis heridas y a comprar mis medicamentos. Lo que más anhelo es poder criar
dignamente a mis hijos - agregó Esther con el rostro mojado de
dolor.
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