Policias se constituyeron en turba para asaltar el palacio de justicia de SFM y llevarse un preso |
Policias en un entierro en SDE le echan cervesa a un compañero fallecido imitando las pandillas |
Por Robert Vargas
Hace varios días, Franklin Almeyda vino a Los Mina y advirtió de que, eventualmente, podría ser posible que Danilo Medina fuera derrocado del gobierno. Esa noche, mencionó que "policiítas" intentan dar un golpe de Estado en Bolivia. Lo dicho por Almeyda en el local del Comité Intermedio Gregorio Luperón pudo parecer un "tremendismo", sin embargo, no lo es. Ayer, en San Francisco de Macorís, medio centenar de "policiítas" dominicanos, demostraron hasta dónde son capaces de llegar. Eso, sin contar con el bochornoso espectáculo del pasado fin de semana, cuando otro grupo de policías dieron "de beber" abundantes cervezas al cadáver de un sargento, mientras disparaban sus armas al aire en el cementerio Cristo Salvador de Santo Domingo Este. Los dos casos son inéditos en la República Dominicana, pero el de San Francisco de Macorís pone los pelos de puntas a cualquiera porque confirma lo que todo el mundo sospechaba: muchos policías actúan como pandillas criminales. Ayer, en SFM una turba de policías, comandados por oficiales superiores, salió de su cuartel, todos armados, y se fueron hasta un recinto judicial para arrancarle a las autoridades a uno de los suyos que estaba bajo custodia por su presunta participación en el asesinato de un hombre. Los "guardianes de la ley y el orden", se convirtieron abiertamente en violadores de esa ley y ese orden y actuaron como un grupo de delincuentes, de facinerosos, de pandilleros peligrosos, armados y abiertamentemente, sin sonrojarse porque parece tener conciencia de que cuenta con el respaldo de la oficialidad. ¿Se trata de un ensayo para medir el pulso del país para luego ejecutar acciones de mayor envergadura, incluso participar en una revuelta contra el Poder Ejecutivo? Esto también podría parecer un tremendismo, pero la "revuelta" de los "policiítas" bolivianos contra el presidente Evo Morales, se convierte en motivo de advertencia, ya resaltada por Almeyda. En lo ocurrido en SFM actuaron oficiales superiores. Y en los sucesos del cementerio Cristo Salvador, también estuvieron presentes oficiales superiores. Desde hace mucho tiempo se ha estado reclamando que la Policía debe ser reformada. Esos dos severísimos actos de indisciplina le dan la razón a quienes así opinan. Son esos mismos agentes quienes, con frecuencia, asesinan a ciudadanos bajo el alegato de "intercambios de disparos". Son esos mismos agentes quienes, con frecuencia, son capturados participando de bandas de narcotraficantes, atracadores, violadores y asesinos. Los hechos de ayer y del sábado parecen mostrar que la Policía Nacional está fuera de control o que, en su defecto, está bajo control de un sector dispuesto a mostrar sus dientes con propósitos no claros. Anteriormente, esa misma Policía fue convertida en una banda criminal por su anterior jefe Rafael Guillermo Guzmán Fermín. Ahora, ¿Qué falta? Que imiten a sus pares de Bolivia y den inicio a una revuelta que, eventualmente, provoque el derrocamiento del gobierno. Lo de ayer y lo del sábado también da justificación a quienes se niegan a respetar a la Policía, sencillamente porque los pandilleros y los delincuentes no merecen el respeto de ninguna persona seria. Y esos policías demostraron que son pandilleros y se comportaron como los típicos delincuentes. Parece que de tanto mesclarse con miembros de bandas, han decidido actuar abiertamente como bandoleros. Lo que han hecho estas dos turbas de policías han hecho trizas los esfuerzos de su jefe, Polanco Gómez, quien se ha empeñado en mostrar otra imagen del cuerpo con sus días con el barrio. Las reiteradas acciones delincuenciales de muchos policías adquiere ahora otro nivel porque han actuado abiertamente, en grupo masivo y dirigidos por oficiales. Hay que estar preparado para lo que viene. La situación es más grave de lo que aparenta a simple vista. Esto no es un chiste. Que me disculpen los policías verdaderos, los de verdad, los que respetan su uniforme a muchos de los cuales conozco y les expreso mi admiración. Sin embargo, los policías delincuentes parece que les ganan la batalla.
Fuente : Ciudad Oriental
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