Pablo Mustonen |
Igual que Funes el memorioso, inolvidable personaje de Jorge Luis Borges, Pablo Jorge Mustonen lo recuerda todo; por ejemplo, un cuaderno de su infancia, el dibujo de la portada, si el lomo era cosido o en espiral, el nombre de la empresa que lo fabricó, el tramo donde estaba almacenado en la tienda de su abuelo en Santiago, el color del almacén, su olor… Con esa memoria prodigiosa, Pablo fue construyendo lentamente, tal vez con demasiada lentitud, su primer libro de cuentos, que lleva un título que simboliza la cualidad memoriosa de este autor: “Mar de recuerdos”. Aunque ficcional, esta obra bordea lo autobiográfico, y quien tenga, como yo, una mínima información sobre Pablo, llega a confundir al autor con el personaje-narrador. Ese pasado tan presente en su memoria le permite recrear, con perfecta filigrana tempo-espacial, cuentos entrañablemente nostálgicos, como “Solamente nosotros”. PJM Ese cuento es de 1994; recuerdo como ahora que después de leer la que se cree fue la única entrevista concedida por William Faulkner, en la que dijo que un escritor, para transmitir una emoción, debe escribir sobre lo que realmente conoce, decidí trabajar sobre mis recuerdos. Pablo no sólo recurre a sus recuerdos de infancia y adolescencia, sino también a la memoria de sus muchas lecturas y películas. Se sabe que el escritor, el artista en general, vive la realidad y también la imaginación, y ésta muchas veces le provoca estímulos más ricos que aquélla. Es probable que así naciera la idea del cuento “Cartas al mar de tu recuerdo”, poético homenaje a François Truffaut, uno de los grandes del cine. PJM Siempre mantuve en secreto de quiénes se habla en ese cuento. Recuerdo que un amigo, gran pintor dominicano, me advirtió que ese texto era un plagio de “La tregua”, de Mario Benedetti; pero luego, el ingeniero Luciano López, a quien dedico este trabajo, descubrió que el personaje a quien se refiere el cuento es Truffaut. Pablo indica que en todo lo que escribe busca que el lector participe de alguna manera, completando la obra con sus propias lecturas, con su cultura o con su experiencia. “Ahora se hace fácil esta interacción porque basta meter una frase en Google, pero yo no quiero que la gente vaya a Google para descubrir que hablo de Truffaut, prefiero que vean sus películas. Los muchachos de Alcántara. Pablo Jorge Mustonen es fruto, junto con Luis Toirac y Aldo Iván Rodríguez, del Círculo Literario de la universidad Intec que animaba José Alcántara Almánzar. Ellos tres, de hecho, parecen formar un grupo, no explícito, no formal, con una estética similar y temas comunes. Los distingue, entre otras cosas, el profundo conocimiento de la lengua, la pasión por la lectura y el amor por la música. PJM Empezamos a escribir juntos. Aldo y Luis ya se conocían desde la primaria y yo conocí a Luis en Intec. Básicamente, nos reuníamos para leernos nuestros trabajos, para pulir nuestros textos. En las obras de estos tres autores suena la música, a veces a todo volumen, en ocasiones de fondo: Keith Jarrett, Pat Metheny, Charlie Parker, Art Tatum, Cat Stevens… También es común en ellos, casi un signo de identidad, el uso de epígrafes o citas como aperitivo al texto que anteceden, como homenaje a algún autor, o como guiño cómplice entre ellos o a amigos que comparten libros y vivencias.Toirac y Rodríguez ya me han contado por separado cómo influyó el Círculo de Intec en su vocación; es el turno de Pablo: PJM Me ayudó con la lectura y me proporcionó un espacio para lo que realmente yo quería hacer, que era literatura. Pablo cuenta que en una prueba psicológica que le hicieron en el Colegio de la Salle, para orientarlo sobre qué carrera universitaria le convendría, le sugirieron que su primera alternativa era Filosofía y letras y que la segunda era Economía. “Pero pensé que sería descabellado estudiar Literatura en aquel tiempo y me incliné por la Economía, también un poco para complacer los deseos de la familia. Y un día, en Intec, vi un letrero (que diseñaba Otto Coro) invitando a integrarse al círculo, y entré”. Pablo se confiesa cortazariano. La influencia de este escritor argentino se nota en textos como “Temblor”, “La señorita Sal Azar”, “Oscuridad” y “Sesión de noche”. Sin embargo, se inspiró en un recurso de Umberto Eco para construir ese testamento sentimental titulado “The First Kiss”, en que se insinúan con iniciales las personas reales. PJM En “El péndulo de Foucault”, Eco propone un alfabeto con el que si uno quiere referirse, por ejemplo, a una persona cuyo nombre comienza con la letra “f”, utiliza la letra inmediatamente anterior, o bien, la inmediatamente posterior. En base a esto, empleé iniciales para referirme a personas de carne y hueso, pero en mi caso usé las iniciales reales, de manera que cada persona sugerida puede reconocerse al leer mi cuento.Tal vez por esa y otras complejidades, y sin dudas por su perfeccionismo, a Pablo Jorge Mustonen le tomó mucho escribir este libro, y varios años más decidir su publicación. ¿Qué lo impulsó a darlo finalmente a imprenta? PJM Mi siempre querido amigo Luis Toirac me dijo: “Pablo, ya casi cumples 50 años, y cuando llegues a esa edad vas a querer hacerlo todo a la vez y no te va a dar tiempo”… Además, yo conocía aquel epígrafe utilizado por Borges en uno de sus libros que habla de que publicamos los libros para no pasarnos la vida corrigiéndolos. Impactado por esta experiencia, Pablo se anima a aconsejar a los nuevos escritores. “No sean tan severos consigo mismos, disfruten el acto de escribir como se disfruta el acto de leer, atrévanse a jugar con las palabras, con la vida”. Es probable que esta primera obra le dé a Pablo la confianza para sacar en menos tiempo su próximo trabajo. Además, él tiene todos los elementos a su favor: sensibilidad artística, conocimiento de la lengua, disciplina, y sobre todo memoria, una extraordinaria memoria que, como Ireneo Funes, posee “más recuerdos que todos los hombres desde que el mundo es mundo”.
Fuente : Periodico Hoy
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