Es evidente. Le debo la vida a mi marido". Las palabras salen de la boca de Nicole, quien las pronuncia como puede, con la poca fuerza que le queda. Sucede que acaba de perder a su marido en el trágico naufragio del crucero Costa Concordia frente a las costas de Italia. Sin embargo, su relato no tiene otro objetivo que enaltacer la memoria de su esposo, quien entregó su vida por salvarla. "El me dijo: «Saltá, saltá». Y dado que yo no se nadar, me dio su chaleco salvavidas. Dudé para saltar. Entonces se lanzó él primero", cuenta Nicole, una mujer francesa de 61 años sobre la dramática situación que le tocó vivir tras el hundimiento del barco. "Cuando lo llamé, el me gritó «No te preocupes, yo me voy a salvar»". Ese fue el último contacto que tuvo con su marido, Francis, de 71 años, con quien había viajado. "Y luego, no lo vi mas", cuenta, en diálogo con el diario francés Le Figaro. "Cuando estaba en el agua, sola, a la deriva, pensé en mis hijos y mis nietos. Para tratar de mantenerme. Para tratar de vivir", cuenta Nicole, quien además reconoce: "No sé cómo llegué hasta la orilla". "Nadé durante varios minutos, no puedo decir exactamente cuánto tiempo, hasta que me encontré en una roca", recuerda. Tras esa desesperante escena, la mujer francesa relata que los pobladores los recibieron de inmediato. "Vinieron a recogernos y nos llevaron a una iglesia. Yo estaba congelada", dice. Y en ese sentido no oculta las críticas contra el accionar de la tripulación y de la empresa. "Estoy enojada porque no había barco para nosotros y no había nadie para salvar a mi marido". Ambos habían viajado por un regalo que le hicieron sus hijos con motivo del cumpleaños hace un año de 60 de Nicole. Y, con dolor, admite: "Este será el último recuerdo de mi marido".
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