 |
| Jose Silvestre |
El tema que tratare en esta ocasión es un tanto engorroso y complicado, sin embargo es preciso un enfoque profundo sobre las causas y las consecuencias de una conducta de funcionarios y agentes de la fuerza pública. Me refiero a la integridad física del comunicador. El suscrito a sufrido de manera descarnada y cruel andanadas de epítetos y fabulaciones de parte de personas que se hacen llamar así mismo como “comunicadores y/o periodistas”. Tanto en el ámbito local donde desempeño mi trabajo de ministerio publico así como a nivel nacional. En ocasiones estas calumnias y descalificaciones están ligadas al ejercicio de la investigación y persecución penal del cual el ministerio publico es responsable. No obstante hay que tener en cuenta que a los comunicadores y periodistas se le debe proteger de cualquier peligro o amenaza que afecte su ejercicio. Segarle la vida a un periodista es una perturbación social, que su magnitud trasciende el marco local o nacional para pasar inclusive a tener un carácter internacional. Hay que concientizar a la fuerza pública de cómo debe manejarse ante la prensa con el expreso propósito de que se le reconozca el derecho a la libertad de expresión y de información. Hago estas observaciones a propósito del vil asesinato del controversial periodista Romanence José Silvestre a manos de la delincuencia organizada que existe en nuestro país. Al mismo tiempo destacar el hecho de que siempre lo que sucede en provincias o en el “interior del país” nunca tiene la relevancia de los hechos cometidos en el Distrito Nacional, La Provincia Santo Domingo y Santiago, por supuesto, las tres provincias mas grande en población y territorio en la República Dominicana. En Nagua, Provincia María Trinidad Sánchez, fue agredida verbalmente y empujada la periodista Teonilda Gómez por agentes de la Policía Nacional. Hay que ponerle asunto a estos hechos que aunque entendemos nosotros que son aislados, en el futuro se pueden convertir en sistemático.
No hay comentarios:
Publicar un comentario