El presidente Uruguayo, José Pepe Mujica, es un buen ejemplo de honestidad que debe ser observado con mucha atención por los mandatarios de América Latina, donde tradicionalmente ese tipo de cualidad no abunda. El mandatario acaba de confesar en su declaración jurada que su único patrimonio es un vehículo Volskwagen del año 1987 valorado en 1900 dólares,de eso que conocemos como Cepillo, que por cierto ya no circulan mucho por las calles del país. Mujica fue ministro del gobierno Tabare Vásquez, además de legislador y durante el ejercicio de su mandato se negó a usar el vehículo oficial, tampoco acumuló riqueza material, entiéndase no robó dinero del Estado. Actualmente dona el 70 % de su salario, que es de 11,600 al mes, a organizaciones políticas de izquierda y a un plan social de vivienda. Además no tiene casa propia y cuando asumió la Presidencia, se negó a mudarse de donde tradicionalmente ha vivido. Des ser cierta la expresión que una vez dijo en ex presidente Hipólito Mejía, de que en América Latina el 99.99 % de los políticos es ladrón y cualquier otra cosa más, de seguro que Mujica figura entre el 00.01% de los funcionarios que no acude al Estado a servirse con la cuchara grande, sino a servir a su pueblo. Mujica, quien fue guerrillero y estuvo más de una década preso, ha dado una gran lección de honestidad, que ojalá sea aprendida en América Latina, donde los partidos tradicionales sólo batean para su banda.
Tomado de http://eheiliger.diariolibre.com/
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