Perdonar no solo es bueno para la salud espiritual, que ya de por si es lo más importante. Perdonar también es necesario para la salud física. Todos hemos notado que cuando han surgido problemas con alguien, si no lo hemos perdonado, aparece esa inquietud que no nos permite conciliar el sueño, que nos lleva camino hacia el estrès. Perdonar nos aleja de muchas enfermedades del corazòn, pues este òrgano es receptor de emociones, también nos cuida de que no tengamos problemas con nuestro sistema inmunològico. Pero hay que aprender a perdonar. Cuando se dice yo perdono pero no olvido me da la impresión que es como cuando decimos voy a descansar de tanto bullicio y conectamos la radio o la tele para oír todo lo malo que está sucediendo en el mundo, entonces no es descanso. Lo mismo sucede si no olvidamos la ofensa hecha, no podremos tener paz, aunque en teoría digamos que hemos perdonado, eso no es perdonar. El perdón nos lleva a admitir que no podemos ocultar nuestra debilidad porque somos frágiles. Para que guardar la herida en el alma y abrirla cada vez que algo nos lleve a recordar lo pasado. Perdonar es sanarse. Una cura tanto psicológica como física, es hacer las paces con uno mismo. En su libro, “Ninguna De Estas Enfermedades”, El Doctor S.I. McMillen dice que la ciencia médica reconoce que las emociones, tal como el miedo, la envidia, el resentimiento y el odio son responsables por la mayor de las enfermedades. Entonces, no perdonar es guardar esas emociones que enferman y dañan nuestra salud física y espiritual. Perdonar es la más hermosa manifestación de amor y la mejor medicina contra las enfermedades-
Nelly Guerrero
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