Corea del Sur y Corea del Norte, países que comparten algo más que una frontera. Enemigos y hermanos a la vez, un mismo pueblo fraccionado en dos naciones que permanecen enfrentadas desde 1948. La parte Norte, por influencia rusa, instauró un régimen comunista, mientras el Sur creó un sistema presidencial democrático con el apoyo de las Naciones Unidas. Desde la separación, millones de personas han quedado apartadas de sus familias y seres queridos hasta nuestros días. Más que antagonismos, la prolongada división de estos pueblos ha hecho que aumenten las diferencias ideológicas, culturales, sociales y económicas entre ambos. El tiempo pasa y no perdona, hoy al observar estas naciones podemos constatar el grado de atraso en el Norte y de avance en el Sur. Sus ciudadanos: prisioneros de un pensamiento diferente. En contacto vía Internet con Chan Park, un joven surcoreano que estudia en la Universidad de Kyung Hee en Suwon, nos comenta que los Estados Unidos y Rusia sortearon el destino de un pueblo que no tuvo el poder ni la voz propia para decidir lo que quería en un momento determinante de la historia y agradece no tener familiares en el Norte porque no cree en una unificación pacífica por ahora. Al igual que sus padres, Park no siente tener nada en común con sus vecinos, pero opina que una guerra, en estos momentos en que la tensión ha vuelto a surgir después de que Pyongyang atacara con artillería pesada la isla surcoreana de Yeonpyeong, matando a cuatro personas, sería un suicidio no sólo en la península coreana, sino también para Japón, Rusia y China Popular. Los estudiantes de la capitalista Corea del Sur abogan por el diálogo, el mismo planteamiento que ha mantenido su gobierno desde la década de 1970 y que logró en el año 2000 cuando en Pyongyang se reunieron, por primera vez, los jefes de Estado de las Coreas. A partir de este encuentro las relaciones se mantenían; sin embargo, bajo la nueva administración del presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, el líder norcoreano Kim Jong Il anuló una serie de acuerdos políticos y militares alegando una actitud antinorcoreana por parte de su homólogo. Al incidente en Yeonpyeong se suma el hundimiento este 26 de marzo, del buque surcoreano Cheonan cerca de la frontera marítima con Corea del Norte en el Mar Amarillo, dejando 40 muertos y seis desaparecidos. Tras la reciente crisis desatada en la frontera, las tensiones entre las Coreas parecen aumentar día tras día. La comunidad internacional debe tomar medidas firmes para la búsqueda de una pronta y duradera solución al tema, en el marco del respeto al Derecho Internacional y los principios y normas de la Carta de Naciones Unidas para que la paz entre las dos Coreas deje de ser una utopía.
Por Diana Infante Quiñones : La autora es abogada, máster oficial en Periodismo, máster en Diplomacia y Relaciones Internacionales y candidata a doctorado en la Unión Europea.
Por Diana Infante Quiñones : La autora es abogada, máster oficial en Periodismo, máster en Diplomacia y Relaciones Internacionales y candidata a doctorado en la Unión Europea.
Tomado del Listin Diario 02/12/10
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